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HISTORIA DE MIKOTO
Mikoto Katzumuo es japonesa y quiere ser flamenca. La historia que ha unido a Japón con el flamenco se remonta a los años 20 y encuentra una explicación, según palabras de la bailaora japonesa Yoko Komatsubara, en la expresividad emocional: el flamenco se convierte en un medio de sobre-expresión para una cultura educada en la neutralidad de emociones.
Cuando Quentin Tarantino quiso fusionar sus referentes entre el espagueti western de Sergio Leone y el cine clásico japonés, el resultado fue Kill Bill. Si ese momento de la historia del cine hubiese tenido un marco geográfico como la Andalucía de Jerez de la Frontera, Triana y La Costa del Sol nos acercaríamos al contexto de Historia de Mikoto. El punto de partida de la pieza se convirtió en una trampa, lo que en un principio fue la posibilidad de crear un western que nos permitiera reírnos de nosotros mismos creció después hacia una reflexión sobre el choque de culturas y costumbres de la era globalizadora, sobre la identidad flamenco-sur y sobre el amor homosexual en la cultura flamenca. En escena la construcción de cuatro identidades: Mikoto, la japonesa que quiere bailar flamenco; Paca, su profesora lesbiana de Jerez de la Frontera; Kety, la gitana madre de Paca; y El Cowboy, un misterioso narradorinterlocutor de la acción de los personajes. Desde el punto de vista estructural, Historia de Mikoto es una teatralidad cómica en una narrativa cinematográfica, una investigación sobre cómo trasladar la edición de montaje audiovisual al escenario desde una arquitectura teatral.
Intérpretes: Elena de Cara, María del Mar Suárez, Judith Gómez y Alberto Cortés / Texto: Alberto Cortés (con las colaboraciones de las intérpretes de la obra) / Fotografía y video: 99 páginas / Idea, dramaturgia y dirección: Alberto Cortés